Las verduras y vegetales frescas se colocan en un vacío refrigerado y, sin descongelarlas, se deshidratan.
El hielo desaparece en forma de vapor de agua que se escapa. La estructura celular permanece intacta, lo que se traduce en una excelente conservación del sabor, el color, la forma y el valor nutritivo.
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El proceso de liofilización reduce el contenido de humedad de la carne de cerdo hasta en un 95-98%, eliminando prácticamente toda el agua.
La estructura muscular y las propiedades organolépticas (sabor, textura, aroma) se mantienen casi intactas a pesar de la deshidratación extrema.
El contenido final de humedad es inferior al 3-5%, lo que otorga a la carne de cerdo liofilizada una vida útil de 10-15 años sin necesidad de refrigeración.
Al rehidratarla, la carne de cerdo recupera rápidamente su jugosidad y suavidad originales.
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